martes, 25 de enero de 2011

Doña Zonia Bracho y su Paraíso Natural de la Zábila


Por: Dorys Perozo
En cada uno de los recónditos lugares del planeta existen cultores, artistas, poetas, escritores; se cuentan por cientos; por miles, por eso es difícil conseguir un pueblo, una barriada o una comunidad donde no encontremos uno o varios de ellos. Guardia-nes celosos de las manifestaciones culturales, urbanas y rurales, de nuestra gente, de nuestros pueblos, de personajes que ya se pierden de nuestros recuerdos o nunca conocimos, o tal vez, artistas anónimos en nuestro entorno diario.

Hoy damos a conocer a una falconiana, que en su misión natural de la vida, se ha valido de los productos de la sabia naturaleza para transformar su estilo de vida y ayudar a sus semejantes con los productos elaborados a base de la zábila (aloe vera).

La esencia de la vida de Zonia Bracho, nacida el 27 de junio de 1949, cultora falconiana, nativa de Paraguaná y criada en Taratara, municipio Colina, del estado Falcón, a sus años trabaja en la elaboración artesanal de productos provenientes de la zábila: jabones, cremas, jarabes, champú. Desde hace 22 años realiza este arte, el cual, le ha permitido criar a sus hijos y nietos quienes se integran a esta labor, desconocida por muchas personas.

Se confiesa autodidacta, ya que aprendió a trabajar la zábila por cuenta propia, luego se fue interesando y buscó lecturas que le permitieron conocer más sobre los beneficios que ofrece la planta de aloe vera, destacando además combinar estos conocimientos con otros productos como la avena, la arcilla, el azufre y el coco, para elaborar una gran variedad de productos naturales para el cuidado del cuerpo.

La zábila representa para doña Zonia, aparte de una fuente de trabajo, el mejor legado que puede dejar a sus hijos, transmitiendo conocimientos, para continuar al paso de los años, ayudando en cuanto a la elaboración de productos para el beneficio de los seres humanos. Destacó que muy pocas personas conocen que ésta tiene aplicaciones medicinales; del jugo se extrae un polvo laxante; se usa un extracto para calmar quemaduras y heridas y de otras variedades se extraen fibras, propias para cordelería e hilatura y tintes, entre otras propiedades.

Igualmente expresa, que historias, memorias, anécdotas y tradiciones, que difícilmente se encuentran registradas en libros de texto alguno son parte de sus más preciados tesoros, por que lo ha aprendido al paso de los años, al día a día, trabajando y viviendo de este producto natural.

Galardonada por la fundación C.I.A.R.A en el año 2007, en el marco del Día Internacional de la Mujer, en la jornada: “La Mujer Rural: Más allá del Rol Doméstico”, reconociéndola como una mujer luchadora, tenaz, trabajadora, madre, amiga y capaz de superar obstáculos y actuar activamente por mejorar su calidad de vida. - Destacó doña Zonia -, que esto la hizo comprender el verdadero valor artesanal que representa el trabajo que hace con este producto, asintiendo que “Más allá del Rol Doméstico”, ha logrado combinar sus labores con este arte, que le ha permitido ser reconocida en la comunidad donde reside, ya que le ha proporcionado tanto ingresos económicos como la aceptación y reconocimiento de los vecinos y amigos. Es una insistencia indoblegable de espíritu lo que la impulsa y la mantiene, su obra no tiene precio.

Un dolor de Madre…
En los actos conmemorativos de los 150 años de la Federación, recibió de manos del Presidente de República, Hugo Rafael Chávez Frías, la Orden “Juan Crisóstomo Falcón”, en homenaje postmortem a su hija Columba Guadalupe Rivas Bracho, quien en vida fuera luchadora y defensora de las causas más nobles del pueblo venezolano, y que interpretando su sufrimiento salió en su defensa, ofreciendo su vida, en los sucesos del 4 de febrero de 1992, en Valencia, estado Carabobo.

Esto, destaca doña Zonia, no amilana el dolor de madre, recordando a la mayor de sus hijas, estudiante del V Semestre de Educación en la Universidad de Carabobo; “trabajé fuerte para ofrecer una carrera universitaria a mi hija, pero era una mujer luchadora y murió por sus ideales”.

Como todo, ha sabido llevar este dolor, no ha dejado de realizar su trabajo artesanal con el cual, manifiesta, pasa gran parte del día, esto le ha permitido dedicar su vida a mantener y preservar el arte de saber trabajar la planta de zábila, sin dejar de recordar a los que ya no están, quienes le han dado la fortaleza para continuar, lo que espera sea por muchos años.

Además de las múltiples distinciones y reconocimientos que tiene doña Zonia, se destaca su participación a nivel internacional, cuando en el año 2007 asiste a la feria Agronómica Familiar realizada en Brasil, en donde expone sus productos elaborados con la zábila.

Conversar con esta emprendedora mujer, guardiana del recuerdo y los secretos de un arte desconocido para muchos, es un encuentro con lo nuestro desde sus raíces y nos hace entender que nuestra cultura sigue siendo de bases, de pueblo, de barrio, de gente de a pie y que está por todos lados, en las calles, en las esquinas, en los pueblos, en los caseríos, en nuestra casa y donde la abuela.

Así, como doña Zonia, hay muchas mujeres emprendedoras, trabajadoras, tías, abuelas, quienes con su arte conquistan y mantienen su legado a través de una tradición que se transmite oralmente, de encuentro en encuentro, de boca en boca, que siempre tendrán el dominio y que mantienen viva la historia y vivencias de quien un día consiguió en la naturaleza cómo de-mostrar sus cualidades artísticas.

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