Foto: Robert Flores |
Foto: Robert Flores |
Por: Joel
Chirinos
El filtro de
aire automotriz le atraía, era incapaz de apartar los ojos de aquel objeto de
forma cónica con millones de agujaros que descollaba entre incontables piezas
de vehículos viejos. La mano derecha cubría su mentón, una idea afloraba en su
mente, Simón Antonio Cedeño González, el artista poco conocido de 54 años, se
dispuso, una vez más, a crear.
Era en su
taller, una tarde soleada pero fresca gracias a los árboles que cubrían el
entorno, rodeado de filtros, amortiguadores, espirales, cigüeñales, dámperes,
pistones, cremalleras, piñones, tubos y otras piezas automotrices, además de
lotes de maderas, grifería, pinturas y herramientas de trabajo, todo esto
apenas perceptibles entre tantos materiales reciclables, que le son útiles para
sus propósitos artísticos. El cultor contó su experiencia.
Son impresionantes las obras desplegadas en
toda tu casa. ¿Cuál fue la chispa divina que encendió en ti la llama de las
artes visuales?
-Nunca
asistí a una escuela de arte- dijo pensativo y ensimismado. -Vivía en Caracas y
el destino me llevó a desarrollar estás habilidades por mí mismo, sin la ayuda
o enseñanza de nadie. El impulso fue la gran voluntad. Seguí mi corazón y él me
conllevó a pintar, a esculpir, a reciclar y a ayudar al planeta-.
En tus obras plasmas figuras y formas
abstractas que reflejan realidades ¿Eres un seguidor del surrealismo?
Simón hizo
un alto en la tarea, se levantó y se aproximó hacia uno de sus cuadros. Expresó
con satisfacción: -Admiro a Salvador Dalí, uno de los máximos representante del
surrealismo; al artista y cineasta Andy Warhol; también a Wassily Kandinski,
precursor de la abstracción en la pintura y al muralista mexicano Diego Rivera.
Cada uno de ellos ha aportado a mi estilo. Mis creaciones rinden homenaje a
personajes que admiro, reflejando mensajes de protesta sobre circunstancias que
atentan contra los animales y el medio ambiente, rechazando, rotundamente, las
situaciones en contra la humanidad-.
Según criterio personal ¿Cómo defines tus
trabajos artísticos?
Retornando
al taller y retomando su labor, dijo: -Mis elaboraciones, sobre todo las de
pintura y collage, reflejan una tendencia hacia el arte moderno, mostrando mi
entusiasmo por la necesidad de ayudar al planeta tierra, con clara expresión de
respeto por la fauna, por el humanismo, fusionando el color en el lienzo para
que el mensaje plasmado permanezca eterno-.
-Mis
esculturas se enmarcan en el estilo pop, con fusiones de metales con piedra,
donde destaca el uso de materiales de desechos compuestos, generalmente, piezas
de automóviles. Las lámparas las considero un tipo de arte utilitario, generan
estética y a su vez quienes las adquieren les da un uso-.
¿Qué persigues con el arte que profesas?
-Cada obra
tiene una vida propia y una historia que contar, la de aquellos seres que
rosaron esos materiales. Mi meta con ello es que cada objeto trascienda a sus
orígenes, mutando sus formas y se convierta en algo utilitario pero
artístico. En mis trabajos utilizo toda clase de desechos por que cuentan una
historia humana en decadencia o ya extinta-.
¿Por qué firmas tus obras con el seudónimo
El Amargado?
Se encogió
de hombros y sonrió notablemente diciendo: -Siempre, desde cierta edad, me
dicen El Amargado, no por tener un temperamento fuerte y rabioso, sino en
alusión a mi gusto por la famosa tira cómica “Olafo el vikingo u Olafo el
amargado”. Por eso utilizo este alias para firmar mis obras.
¿Has contado con espacios expositivos para
tus creaciones?
Contempló su
obra casi terminada, cerrando la mano en torno a un cable color rojo. –Es una
buena obra- dijo.
-Soy
totalmente lego en materia del arte, autodidacta y empírico. Jamás he expuesto obra
alguna porque en los museos me piden un currículo de exposiciones y es
incongruente porque jamás he expuesto. No obstante, agradezco al Instituto de
Cultura del Estado Falcón por abrirme, próximamente, los espacios de la Galería
Santa Rosa para exponer por primera vez-.
Así concluyó
esta conversación, y con ella una hermosa pieza dejaba entrever lo que al
inicio era sólo una idea; un proceso de metamorfosis, de aquel material
desechado a esta obra utilitaria, la cual refleja esa búsqueda de darle un respiro
a nuestra naturaleza y por ende a la comunidad a la que Simón pertenece.
Las
creaciones de este artista visual, desconocido en la comunidad artística
falconiana, son una reminiscencia de su experiencia de vida, que desde muy
joven buscó una sociedad artística a la cual pudiese integrarse, pero
estas se tornaron elitistas, optando por encerrarse en su mundo particular y
crear libremente para él.